miércoles, 17 de agosto de 2011

-Ha pasado tiempo desde la última vez que viniste, porque no vienes más seguido. Le preguntó a su hija.

-A decir verdad no me queda tiempo mi ritmo de vida es acelerado vivo el ahora vine solo por cortesía, al fin y al cabo no es que me agrade mucho verte. Respondió.

-Pero me encantaría que pasaras más tiempo conmigo, los jóvenes tienden a hacerlo todo a gran velocidad sin disfrutarlo, deberías tomarte el tiempo de respirar un poco. Habló ella.

-Gracias, por el consejo lo tendré en cuenta. Ahora debo marcharme volveré en una semana. Cuídate, tómate las medicinas, y no pongas problemas. Respondió.

-Está bien querida, de todos modos agradezco que vinieras, hace mucho no lo hacías. Hablo ella.

-Sarita, ¿con quién hablas? Preguntaron.

-Con mi hija, te he hablado de mi hija, es una niña de lo más querida, se parece un poco a mí. Vivía acelerada no tenía tiempo para nada, solo trabajo, trabajo y más trabajo. Pero yo quiero mucho a mi hija. La dejo ser. Hablo ella.

-Está bien sarita, descansa. Respondieron.

Ella se recuesta y cierra los ojos mientras que su compañía se aleja, se dispone a entrar en el lecho de Morfeo para así soñar cálidamente con lo que pasara, sale de la habitación la acompañante, cierra la puerta con llave. Entre sueños…

-Hace mucho no venías, venías, venías, venir, viniste, vienes, vinimos, vendrás, ven, ven, ven. Sonó en su inconsciente.

-¿Cómo estás Sara? Le preguntaron.

-No me digas Sara, me molesta Soy Sarita. Lo sabes bien. Habló ella.

-Sara, SARA, SAra, saRA, sara… ¿qué te molesta señora? Acaso te molesto yo. Le hablan.

-Sí, me molesta, tú lo sabes pero no discutiré llámame como desees por mi estaría bien, ya no estoy para ponerme de terca. Hablo ella.

-Entonces aun crees eso, no recuerdas acaso como eras. Siempre serás terca Sara. Siempre, siempre, siempre, y siempre. Le hablan.

-No me enojaras estoy muy vieja para enojarme con cosas irreales. Como tú. Hablo ella.

Despierta, se levanta mira que otra vez se acostó sin arroparse, va hacia la ventana esta descalza siente el piso frio y le da una sensación extraña no apoya completamente los pies, así que camina con los talones y apoya la punta del dedo pulgar de ambos pies para darse estabilidad. Regresa a la realidad.
Hablando consigo, recuerda…

-Mi hija… mi hija, ella habría sido diferente y parecida a mi quizá se hubiese tatuado y perforado, quizá se pintaría el cabello y haría cosas similares a lo que yo hacía. Quizá sería agresiva y directa. Mi hija, mi hija… ella no vendría la habría criado de tal forma que no se preocupara por mí. Hablo para sí.

-Sarita, ¿qué haces? Ven para acá siéntate. Cuéntame ¿cómo estas hoy? Preguntan.

-Me encuentro, bien gracias por preguntar. Dime ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes? Habló ella.

-Me llamo Sara, somos tocayas, tengo 23 años. Hoy te acompañare un rato si no te molesta. Responden.

-Eres muy amable jovencita, no hay problema. Me agrada que me visiten, te pareces a mi hija, ¿te he hablado de mi hija? Hablo ella.

-Si, lo has hecho sarita, yo vengo todos los días a la misma hora para verte, pero nunca me encuentro con tu hija, ¿cómo se llama ella? ¿Cuántos años tiene? Responden.

-Ya has venido, no te recuerdo. Lo siento mucho, mi memoria ya no es como antes.
Mi hija, mi hija, se llama Sara. Como tú, tiene 23 años y me visita esporádicamente.  No le agrada este lugar. No a muchos jóvenes les agrada este lugar. Habla ella.

-Sí, tienes razón no a muchos jóvenes nos agrada este lugar pero es interesante. A veces encuentras gente con quien puedes hablar. Me parece entretenido. Algún día conoceré a Sara. Responden.

-Sí algún día la conocerás. Eso me haría feliz. Hablo ella.

Entran a la habitación dos sujetos la toman, la acuestan y la sedan. Debe dejar de delirar.

-Ella es Sara, es una joven de 23 años, que sufre de delirio, asociado con la confabulación crea historias y realidades. Todo para ella es real. Pero siempre está sola lleva acá no más de 6 meses ahora cree hablar con una Sara mayor que ella, esta Sara gusta de ser llamada Sarita. Y es de más o menos 50 o 60 años. Y su hija Sara la viene a visitar. Su ciclo se repite aunque en dados casos recuerda que no es real. Y solo duerme, peleando consigo.Comentan.

La confabulación hace que las personas asocien y creen historias a partir de imaginarios creados en el subconsciente con información que reciben a diario. Se suele asociar con el delirio por hospitalización o estadía en lugares con personas que están enfermas. Estas personas no controlan su pensar se suele ver en ancianos, que han sido hospitalizados y se da con “achaques” de la vejez. De cada 100 ancianos hospitalizados 20 muestran delirium, las personas con Alzheimer suele presentar confabulación aguda. Al no poder recordar todo su cerebro una la información que posee y saca un historia que para él es verídica.