martes, 19 de julio de 2011

Porque no suena tan feo


Ojala pudiera decir que mi nombre tiene una interesante historia detrás. Por más que atacara a mi mamá con preguntas, no recibí ninguna información que realmente me permitiera escribir una bonita historia sobre porqué me llamo Daniela.
La verdad es que alcancé a pensar que al preguntar con curiosidad “Má, ¿porqué me llamo Daniela?” despertaría un lado maternal, nostálgico y emotivo dispuesto a contar una tierna historia llena de anécdotas. Sin embargo, me respondió, así, a secas: “porque Daniela no suena tan feo”. Me quedé en silencio esperando más... en vano.
Alguna vez me contaron que corrí con el riesgo de llamarme Dulima. No es que tenga nada en contra de mi ascendencia indígena, pero quizá es porque estoy tan acostumbrada al idioma español que se me hace demasiado extraño ese nombre. A mi mamá le suelen dar ese tipo de disparates... pero supongo que aquí intervino mi papá, que al parecer es más bien tradicional y típico en su forma de pensar.
Mi mamá insiste en que Daniela no era un nombre nada común cuando decidieron llamarme así, y al parecer se siente decepcionada de que al poco tiempo todas las niñas se llamaran como yo. Y qué más puedo decir, la historia cuenta que no hubo ninguna versión masculina del nombre “por si era niño”, porque mi mamá estaba convencida de que sería niña, que sería crespa, que aprendería a hablar francés. Es aquí donde siento envidia de mi hermano cuyo nombre guarda un oscuro secreto que ni siquiera él conoce: Germán fue el primer amor de mi mamá, y por eso ella tomó la decisión irrevocable de llamarlo así ocultándoselo a mi papá, a mis abuelos y a todos.

lunes, 18 de julio de 2011

NO SE LLAMARA

Mateo; ese iba a ser mi nombre, planeado y escogido desde unos cuantos meses antes de que mis padres se enteraran del pequeño inconveniente .
¡Era una niña!
Así fue como nuevamente la búsqueda de un nombre comenzó ; mi mamá fue la primera en sugerir, - Gabriela, pongámosle Gabriela – pero tan rápido como ese nombre apareció se descarto pues mi papá (que se llama Gabriel) se negó por el hecho de ser el femenino de su nombre, la búsqueda continuo.
Los días seguían corriendo y mis padres todavía no tenían mi nombre pero si las pautas que debían seguir.
Primero; no querían un nombre relacionado a la biblia o sus parecidos.
Segundo; los nombres compuestos no estaban en sus planes pues luego de encontrar la combinación perfecta nadie la usa y solo eres llamado por uno de tus nombres.
Tercero; el diminutivo del nombre (por alguna extraña razón) tenia una gran importancia para mis padres, pues sabiendo que podría llegar a utilizarse tanto como el nombre mismo, este también debía gustarles.
Cuarto; y quizás la mas importante tenia que ser el femenino de un nombre originalmente masculino, pues  creen que un nombre con esta característica no se relaciona fácilmente con la fragilidad y la meloseria, teniendo más carácter.
Sin embargo  y a pesar de  haber establecido ya unas características para determinar mi nombre, este no  era asignado. Así como un recurso más  decidieron comprar un libro acerca de los significados de los nombres , quizás les daba una idea, un nombre; mi nombre, pero esto nunca sucedió, ya que en el momento en que fueron a comprar el libro, editorial circulo de lectores, el vendedor les ofreció un magnifico libro de frases celebres; esto llevo a mis padres a tomar una dura decisión, frases o nombres, ocupando hasta hoy el libro de las frases un lugar en la biblioteca.
De esta manera para ponerme nombre fueron pensados todos los que no querían para mí, lo cual fue tan importante que no recuerdan cómo surgió finalmente mi nombre, siendo ello un total misterio. Mi mamá acepta no acordarse y sostiene que para ella lo mas razonable es que halla sido llamada Daniela porque tenia grandes parecidos con Gabriela. Para mi papá mi nombre salio  una noche mientras veían televisión  cuando (según el) en el programa que estaban viendo o en una propaganda apareció una niña llamada Daniela; pero yo opino que mi nombre simplemente  se dio, tal como lo dice mi mama, como una “iluminación”.  


                                                                                                                       Daniela  Páramo  Prieto

TRAS UNA TRISTEZA



TRAS UNA TRISTEZA

Era una tarde calida de 1990 en el municipio de Barrancabermeja ubicado en el departamento de Santander, donde se encuentra la sede de refinería de petróleo mas grande del país. Mis padres se encontraban en este lugar por circunstancias de trabajo.
La decisión de poner mi nombre se encontraba en manos de mi madre, ya que mi padre dijo: Yo, pongo el nombre si es niño, pero si es mujer lo podes tu, es decir mi madre.

Mi mama antes de quedar embarazada de mi, tuvo cierta dificultada para ser fecundada, ella tiempo atrás , ya había quedado embaraza, pero al mes y medio ella aborto naturalmente. Fue una situación muy triste, pues una de sus grandes ilusiones era tener hijos, pero intento, intento meses, y nada que podía quedar embarazada.

Mi madre cuenta que ella lo que hizo fue rezarle a la virgen María para poder cumplir su ilusión, y así fue, al mes mi madre quedo fecundada, lo cual fue una alegría muy grande, hasta que supo que era mujer, ya que ella, quería como hijo mayor que fuera hombre.

Entonces, como ya lo habían decidido mis padres, mi mama me coloco el nombre, María por la virgen María quien le cedió a mi mama tener otro hijo,  y el segundo nombre en realidad era Paulo porque le encantaba, pero como fui mujer se cambio por Paula. Decidió la unión de los dos nombres porque sonaba “original”, María Paula.

Pero resulta que al año mi mama se dio cuenta que la mayoría de niñas se llamaban María Paula, por lo que solo resulto ser original en el municipio de Barrancabermeja.

Decidieron mi nombre en una reunión con mi familia paterna.

Versión Paterna.

Decidieron mi nombre en una reunión con mi familia paterna, que era con quienes vivían  en mi gestación,  mi papá propuso (según él) que se enrollaran papeles con nombres, cada miembro de la familia, había escrito un nombre, entre estos estaban: Clemencia, María, Hilda, Aminta (como mi abuela), Lucero, Patricia… y según mi papá Sara.

Ariel (mi papá) dice:-Coloquemos los nombres en rollados en forma de palitos y los lanzamos en el vaso con agua al tiempo, el que salga a flote primero es el nombre de la bebe, 1…2…3…

¡plop! ¡Juas! ¡Zip!  

-Se va a llamar Sara.

Versión Materna.

No Vivian en casa de mis abuelos, solo iban de visita los fines de semana.
Si es una niña que se llame Aminta, no, mejor mercedes, MI MAMA DIJO SARA pero en el fondo ya decían… Aminta Mercedes y Clemencia Lucero. MI MAMA DIJO SARA LUZ… pero Patricia (mi tía por parte paterna) dijo lucerito como mi prima… y entonces mi mama dijo: SARA LUCIA. Y me salvo.

Realmente no recuerda como decidió: Sara, pero según lo que me cuenta le gustaba mucho el nombre. 

Sara Lucía Torres Castañeda.