viernes, 16 de septiembre de 2011

Daniela Figueroa - ANTECEDENTES


Daniela Figueroa

ANTECEDENTES

CAMALEÓN
            Presenté este proyecto a finales de mi primer semestre, como entrega de Taller Tridimensional. Siendo mi primera y única gran escultura, y un trabajo que considero tan significativo en mi formación,  tal vez es también la obra a la que más tiempo le he dedicado. Se trata de una escultura de cemento y piedra de un camaleón de alrededor de un metro cincuenta de largo. Realicé su estructura a partir de alambre forrado en papel y en malla, que después pude recubrir con cemento blanco y con una última capa de piedritas pintadas de colores azul, verde, amarillo y naranja. Las piedritas, de más o menos un centímetro de diámetro, forman patrones de color que fui diseñando mientras las iba insertando en el cemento.
            Lo curioso en este proyecto, es que no creo ni siquiera haber tenido una buena razón para hacer un camaleón, ni muchas pretensiones conceptuales. Es evidente que me inspiré en el dragón de Gaudí que tanto me marcó cuando viajé a Europa; en cierto modo me alegraba reproducir esa sensación algo envidiosa que tuve cuando visité Barcelona porque allí siempre había algo que mirar. Tal vez nunca había estado en un lugar donde la arquitectura llamara tanto la atención, y no fuera siempre predecible y gris, daban ganas de no ver siempre al suelo y de apreciar esos colores y formas rompían con la monotonía. Siempre me soñé a mi propia ciudad como un lugar lleno de gigantes esculturas coloridas, donde siempre valga la pena levantar la cabeza para admirar algo atractivo e imponente; un poco ingenua la cosa.

EUTOPI
            En segundo semestre no quería mover un dedo para hacer una escultura, y aproveché para explorar los audiovisuales que desde niña me han fascinado. Comencé a elaborar un guión para una animación en Taller de Proyectos en torno al tema de la utopía. Eutopi surgió a partir de un tercer guión, en un intento por abstraer un montón de reflexiones que surgieron a partir de un tema tan conflictivo en mí misma. Eutopi es el nombre de la protagonista, una niña medio humana y dibujable a partir de pocas formas, que en una especie de sueño explora la distopía en la cual vivimos. Hoy puedo darme de la manera ingenuamente optimista y cursi en la cual se resuelve la historia, ya que la pesadilla acaba cuando se siembra una semilla que representaba para mí algo así como el amor, la esperanza y un poco la unión con lo natural. Aunque Eutopi en esa época fue un logro bastante grande,, hoy rescato principalmente los logros formales alrededor de la animación, que en un principio fue dibujada cuadro a cuado para después ser digitalizada y animada en unos cuatro programas distintos.

VUELO
            En tercer semestre mi proyecto más significativo surgió en mi entrega final de dibujo, donde el objetivo era intervenir un espacio específico: aproveché entonces las ventanas del “edificio nuevo” (o el edificio nuevo en ese entonces), para instalar una serie de dibujos hechos en tinta china negra sobre acetatos del tamaño de un pliego. Los dibujos representaban figuras humanas definidas a partir de la mancha y una línea sutil. Exploré la anatomía de los pájaros al momento de coger vuelo y la comparé con la anatomía humana para representar en una secuencia de cuatro dibujos a un hombre que se eleva por los aires. Aunque nunca pensé que funcionaría así, los dibujos en acetato se proyectaban sobre el escenario visible del otro lado de la ventana: el hombre parecía en un primer lugar parado sobre el techo de la construcción de al lado, y al tomar impulso y volar se proyectaba en el cielo.

SARIA
            El único cuadro que he disfrutado a fondo pintarlo (y aun lo disfruto de hecho), lo empecé ese mismo semestre. Aunque todavía no lo he terminado, y sus avances son graduales y lentos, fue la primera vez que me he soltado tanto para expresar un sentimiento personal. Es un retrato de unos ochenta por setenta centímetros de mi gata Saria que murió hace dos años. Estoy convencida de que la razón de mi “goze” al momento de pintarla, fue que se me permitió por primera vez en la academia partir de una relación sumamente real con respecto a mi experiencia para producir un resultado artístico. Decidí pintar este cuadro porque Saria era un “tema” recurrente en una lista donde enumeraba los momentos más significativos de mi vida. Formalmente, el cuadro está pintado a partir de manchas de colores, pinceladas sueltas y una alta carga de color.

IN-DIVIDUO
            El semestre pasado mis reflexiones en casi todas las materias giraban en torno a la unidad elemental: me impresiona cómo la unidad es sólo parte de un conjunto mayor, y ese conjunto mayor es la unidad de otro aun más grande, y así generando una sensación que se proyecta hasta el infinito. Esa impresión de “profundad” se aplica a todo, a la imagen, al ser humano, a la materia... Me gusta pensar que todas las imágenes están formadas de puntos independientes (que en sí mismos podrían ser un universo), así como nosotros estamos conformados por células, y las sociedades de individuos. Aquí entró la pixelación como un recurso interesante con el que podría fusionar lo tradicional con lo digital, dos formas de hacer que han coexistido siempre en mí. Hice un dibujo de dos metros de ancho por setenta centímetros de alto, conformado por pequeños cuadros de cinco centímetros. El soporte es una lámina galvanizada blanca, y los pequeños cuadros son dibujos miniatura realizados en láminas magnéticas que se adherían a la superficie permitiéndome reconfigurar un “x” número de veces el dibujo final. Este dibujo representa una fotografía pixelada de mi ojo, más visible desde cierta distancia, reconstruida a partir de tonalidades variables de gris que trataban de representar mi realidad desde lo cotidiano, personas recurrentes, mis emociones, mis pensamientos, etcétera.

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