viernes, 16 de septiembre de 2011

Daniela Figueroa - REFERENTES


Daniela Figueroa
REFERENTES

CORTAZAR – MANUAL DE INSTRUCCIONES:
            Manual de Instrucciones forma parte de una recopilación de cuentos publicada por el escritor argentino Julio Cortázar en 1962. Historias de cronopios y de famas explora en una narración espontánea llevada hacia el surrealismo, el cotidiano del ser humano a partir de tres personajes principales: los cronopios, las famas y las esperanzas. En el manual de instrucciones, Cortazar describe detalladamente la manera adecuada de cumplir funciones humanas tan elementales que nadie más hubiera pensado en escribir al respecto. Narraciones cortas tales como Instrucciones para llorar, Instrucciones para cantar, o Instrucciones para subir una escalera nos sitúan de entrada en un día a día que no tiene nada de extraordinario: lo extraordinario surge cuando las acciones se analizan tan exhaustivamente que la mirada se vuelve sumamente lejana, casi alienígena, y nos permiten descubrir una subjetividad con la que no estamos relacionados.
            Este referente surgió al momento de pensar en el principio de superposición como una forma de hacer arte: la idea es plantear un escenario donde todo es normal y evidente, menos un único detalle. La sutileza al momento de expresarse permite no despegarse tan radicalmente de esa realidad que siempre será el referente, y es en este sentido que es interesante introducir una anomalía en un circuito que ya funciona. El escenario visible se reconfigura en un efecto similar al efecto mariposa, y resulta para mi una herramienta práctica para comparar un resultado absurdo con lo absurda que es la realidad en sí.
DADA – CADAVRE EXQUIS
            La idea de cadáver exquisito me fascina teniendo en cuenta que se define desde un comienzo como un juego sin tantas pretensiones. Me sonrío imaginándome a un grupo de tipos de perfil intelectual emocionados por una hoja de papel en la cual se van conformando textos absurdos o imágenes inesperadas. Esta idea surgió a partir de un viejo juego de mesa llamado “consecuencias”, donde los jugadores escribían por turnos en una hoja de papel, que se doblaba para cubrir parte de la escritura y circulaba hasta conformar textos completamente irracionales. El dada se apropió de esta técnica para elaborar redacciones o dibujos o collages, pero también con la intención de conocer las impresiones y sensaciones generales del grupo. El jugar con lo aleatorio y con lo impredecible permite crear de manera completamente espontánea, quitándole la oportunidad al lado racional del cerebro de interferir en la relación intuitiva y directa entre el artista y la obra.
            Aunque por lo general mis obras tienden a ser más racionales, meticulosas y planeadas, últimamente creo más en el juego como una forma de generar arte, y de desarrollar una relación más sincera entre el artista y su obra. Extraño la ingenuidad y el empirismo con la que abordaba la creatividad antes de involucrarme a fondo con ella, y rescatarla me parece una meta de gran interés que contribuiría no sólo en el valor formal de la obra, sino en mi construcción personal como ser humano.

NELSON GOODMAN – MANERAS DE HACER MUNDOS,  y el concepto de ALTERIDAD
            En este libro Nelson Goodman explora en siete capítulos temas relativos a la filosofía, el arte, el lenguaje y la psicología. Según Goodman es difícil etiquetar su obra, teniendo en cuenta que en una sola publicación opone todo tipo de valores y formas de concebir el mundo. Me parece interesante rescatar como referencia, la imagen que propone el autor de el mundo como un rompecabezas de percepciones y de versiones, y cómo las distintas versiones generan mundos donde lo verdadero y lo real se reevalúan.             Es algo similar lo que obtenemos al remitirnos al concepto de alteridad, donde se hace el ejercicio de intercambiar la perspectiva propia con la ajena, no dando por supuesto que la visión de uno es la única posible. Es también una forma de relacionarse con la verdad, con la duda, y con la importancia de la mirada.
            Desde hace un tiempo, el hecho de aceptar un único punto de vista, aunque sea el propio, constituye para mi un resultado falseado en la forma de interpretar el mundo. Comprendí de cierta forma que aunque el arte busque transmitir un mensaje, no me considero en la capacidad de mostrarle al espectador una realidad que es sólo mía, como queriendo enseñar algo que tal vez ni siquiera es pertinente para aquel que observa una obra. En este sentido he tratado de jugar con la interactividad para desarrollar la relación del público con el objeto y pasarla a un nivel más alto, y también he explorado la posibilidad de no crear obras fijas que transmiten una única verdad. Expresiones efímeras como esta permiten entonces ser alteradas infinitamente para mostrar tantos puntos de vista como personas que puedan llegar a relacionarse con mi trabajo.

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